sábado, 29 de octubre de 2016

Adelanto editorial número 9

Contradicciones

 “Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque solo dure un minuto, o un día”
Patrick Rothfuss

No todo es oscuridad en la eterna noche del volátil abatido. En ocasiones es posible que, al aflojar la venda de los ojos, sea capaz de percibir el reflejo de las estrellas sobre la marmórea piel de una Venus incandescente; entonces, y solo entonces, hasta las lágrimas se rebelan contra la naturaleza que encadena mi existencia, tan frágil, y acuden a la llamada de alma, cuerpo, y corazón… entonando, en un suspiro de éxtasis demente, su salmo libertario: “Abrázame”.
Retomada la cordura, en el más ruin ejercicio de traición a la pureza que deseo defender, reniego de los sueños del cobarde, y me detengo a contemplar los muros. Crecen ante mi mirada muerta, se extienden hacia el infinito con un crujido de carcajadas hirientes que resuenan en mi cabeza, humillando la imagen de un hombre que no existe. Pero siente, siente como yo aunque no pueda ser yo; entonces, y solo entonces, su sentir se apodera de mí, doblegando al miedo, y rescatando a los compañeros que creía perdidos: Coraje, fuerza y voluntad…  para aullar, en un instante de tenaz osadía, su canción de resistencia: “Abrázame”.
Vuelvo a ser solo yo, y me rindo. Claudico, a ciegas, golpeando el muro con mis puños desnudos en un vano intento por parecer un hombre de verdad. La sangre se derrama entre mis dedos, y disfruto del dolor con un placer que me perturba, aguardando la recompensa, como si la vida fuera un experimento de conducta. Alma, cuerpo, corazón, coraje, fuerza y voluntad vienen dados de la mano, sonriendo con cinismo, burlándose de mi patética imagen; intento agarrarlos, pero son humo. Solo queda un hombre solo, susurrando, en la eternidad de mi tortura, un lamento de quebranto: “Abrázate tú, que yo, no merezco tanto”

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