domingo, 18 de junio de 2017

Viento

Primero fue una urbanización a la derecha, llegaron los trajes y los coches, y uno de esos tipos de sonrisa perfecta y lengua voraz se había llevado a su mujer. Después, justo en frente, construyeron un enorme colegio en el que le cambiaron a sus hijos. Lo siguiente fueron unos grandes almacenes, situados a la izquierda, que acabaron por completo con la posibilidad de vender los productos de su huerta; y por último, como una broma macabra, justo a su espalda construyeron un gran museo rural, recordándole que su vida no era ya más que historia.

El viejo molinero contemplaba las aspas con tristeza, había llegado el hombre moderno, y le había robado hasta el viento.