No tenéis ni puta idea
“Realmente
soy un soñador práctico; mis sueños no son bagatelas en el aire. Lo que yo
quiero es convertir mis sueños en realidad.”
Mahatma
Gandhi
Soñé
que escribía este texto. Desperté intranquilo, con la ansiedad que amarga mis
noches, confundido en una habitación de hostal de Madrid… y del sueño solo
quedaba un título grabado en mi cabeza. Pero vivo de perseguir sueños,
desnudando esa ansiedad impenetrable, quitando los disfraces a mis miedos y enfrentándolos
en igualdad de condiciones, a pecho descubierto, con sonrisa fingida y puños
apretados. Así que aquí lo tenéis.
Pasé
el resto del día recorriendo la ciudad, disfrutando y sufriendo sus contrastes:
una maravillosa exposición gratuita en un centro cultural del que salí
asombrado, y un renombrado museo en el que no entendí nada; los imponentes
edificios con sus centenarias estatuas de bronce, y los vagabundos a ras de
suelo buscando refugio contra sus paredes; una librería muy “chic” con inocuos
libros a quince euros, y en la cera de en frente, la vieja tabacalera okupada
ofreciendo multitud de talleres gratuitos. Para finalizar el día, llegamos a
una ruta gastronómica en la que nos invitaban a participar en un concurso de
poesía consistente en elaborar un poema de cuatro versos relacionado con la
gastronomía; la chica que me acompañaba consiguió que me animara a improvisar
algo, y salió lo siguiente:
En el congreso un revuelto de jetas,
luego
al banco, chorizo al champán.
Esta
noche Madrid tiene hambre de poetas,
ayuna,
bonita, no estamos de humor.
Y
de todo aquel día me quedó una sensación inconfundible, esa que sientes las
pocas veces que tienes la suerte de encontrarte frente a una verdad: la cultura
es una herramienta popular, un medio para transformar la sociedad desde sus
bases más profundas. Y a todos los elitistas, encumbrados, ególatras… y demás
especies del género “Lameculos triunfador
ibérico”, os aseguro que inertes son las manos que intentar aferrar la
cultura, y vacías las palabras que la visten de ramera, y os dedico mi más
sincero: no tenéis ni puta idea.