Vivimos limitados por reglas absurdas. La
tradición, el conformismo, y esa abstracción que se ha dado en llamar “consenso”
definen quiénes podemos ser y hasta dónde podemos llegar. Pero no hay ley en el
mundo que pueda oponerse a un sentimiento, ni ser humano que nazca jurando una
constitución. Cada uno de nosotros debe decidir quién puede ser y hasta dónde
puede llegar.
Sin
rumbo camina el errante
Buscando
una ley verdadera,
Su
alma conoce la espera,
Eterno
buscar vacilante.
Observa
la ley del dinero,
En
ella no halla justicia
No
puede entender ley tan ficticia,
Así,
la elimina primero.
Ahora
la ley de la fuerza
Desea
imponer su dominio,
Su
fin, voraz exterminio,
No
existe en ello nobleza.
Asoma
la ley del poder,
Guiando
el destino del mundo,
Ordena
con gesto rotundo,
Absurda
ilusión, ha de ceder.
Por
fin la ley de los hombres:
Amor,
paz y respeto;
Se
muestra brillante, fiel amuleto
De
justos, endebles y pobres.
Estoy leyendo su blog y los temas además de parecerne muy interesantes son muy distintos entre sí. Espero continúe así por mucho tiempo.
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