La filosofía hindú clásica se sustenta,
por encima de todo, en la idea de la unidad. Esta idea, a grandes rasgos, viene
a sugerir que todo aquello que vemos, somos y percibimos está impregnado y
rodeado de algo denominado Atman, que
contiene a su vez todo lo que es y lo que no es; es decir, todo lo que es, lo
que ha sido, y lo que será. Para fundamentar esta idea, se apoyan en dos
conceptos: El primero es el ciclo de las mutaciones, según el cual todo aquello
que existe, ha sido antes una cosa diferente, y se convertirá en otra distinta;
el segundo, es el del tiempo como ilusión, lo que significa que el tiempo no
existe realmente, si no que es tan solo un engaño de nuestra percepción, de la
mente. La unión de estos dos conceptos lleva a la idea del Atman, de que todo transcurre a la vez y que cada objeto es, en sí
mismo, todos los objetos. La idea, en definitiva, de la unidad.
Por otro lado, la ciencia (que consiste
también en una serie de técnicas a través de las cuales se intenta identificar
la verdad, principio mismo del hinduismo, cuya búsqueda de la divinidad no es
otra cosa que el establecimiento de la verdad, y que utiliza técnicas como la
meditación o la reflexión, en lugar del método científico), ha extendido su
ámbito de aplicación a cada pequeño rinconcito del mundo y de la vida,
desentrañando infinidad de misterios que ya no lo son. Pero quiero detenerme en
dos de ellos.
El primero es el de los ciclos (ciclo del
agua, del hidrógeno, del nitrógeno, de los sulfatos…). Detengámonos un instante
en esa cerveza que gustosamente se tomaría en lugar de leer esto. Parte de esa
cerveza pasaría a formar parte de su organismo, siendo descompuesta en cada
componente por el incansable trabajo de las encimas para transformarse a
continuación en aquello que su organismo necesitara. Todo lo que no fuera de
utilidad para su cuerpo, sería desprendido en forma de orina, llegando hasta el
retrete (confiaré en su civismo), a través del cual pasaría a la red de
saneamiento, y de ahí a la depuradora, el río, el mar, las nubes, de nuevo a la
tierra y otra vez a algún ser vivo. ¿No es esto aplicable a cada átomo del
universo? Esto es, sencillamente, el ciclo de las mutaciones.
El segundo misterio desentrañado es el de
la teoría de la relatividad. La ciencia ha admitido como cierto, mientras no se
demuestre lo contrario, que el tiempo no es una magnitud independiente, si no
una variable sometida al espacio. Y entramos ahora en un terreno que
desconozco, y sobre el que quiero plantear mi duda. Por medio de la teoría de
la relatividad, se ha llegado a la conclusión de que un hombre imaginario que
pudiera viajar a la velocidad de la luz, sería capaz de desplazarse en el
tiempo, puesto que éste se reduce a cero al alcanzar la máxima velocidad
posible. Cómo ya habrá podido concluir, este párrafo va encaminado a establecer
un paralelismo entre la teoría científica de la relatividad y la hinduista del
tiempo como ilusión de la mente. Mi pregunta es la siguiente: ¿Si considerásemos a la luz como
observador, podríamos afirmar que el tiempo no transcurre para ella?
Me gustaría añadir que esto no implica en
absoluto la confirmación de la existencia de algo como el Atman o similares (no soy
amigo de doctrinas ni supersticiones), simplemente pondría de manifiesto la
existencia de un saber oculto y ancestral que el ser humano, en cada una de las
diferentes épocas de la historia, persigue anhelante con los medios de los que
dispone.
Espero vuestros comentarios.
En vista del éxito obtenido, haré el debate yo mismo.
ResponderEliminarEn mi opinión el tiempo es una percepción, y como tal está sujeto a limitaciones en su comprensión. Si bien es evidente que de algún modo es real, también parece cierto que hay algunos aspectos de su esencia que no conocemos del todo bien.
¿Pero qué dice este tío? El tiempo es tan real como el tortazo que te mereces por decir tantas tonterías, imbecil.
EliminarImbécil lo serás tú, niñato, que no sabes ni escribir. Imbécil lleva tilde.
EliminarSeñores por favor, no caigan en el insulto, este es un blog serio.
ResponderEliminarYo creo que el tiempo no existe, ni el espacio, ni nada. Sólo existo yo, y mi enorme e inabarcable ombligo.
ResponderEliminarComo todo el mundo sabe, el tiempo nos fue legado por los aliens hace miles de años, pero el gobierno no quiere que lo sepamos.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=EACGbF-S5Oc
EliminarEl tiempo lo mide uno.Es su tiempo. A veces un día pasa demasiado rápido porque no deseamos que termine. Y permanece en nuestra memoria como eternidad, recordando hasta el último detalle, otro día, doloroso, deseamos que acabe ya y que llegue la noche y termine con él. Paradójicamente, ese día también permanece dentro de nosotros, en forma de recuerdo permanente que acuchilla. El tiempo, la vida, nosotros. En fin...
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